Termerán también los sabios

"Como está seguro de la justicia de Dios, bajo la cual no puede quedar impune, así Dios juzga justamente hasta el punto de que escucha también a los que suplican perdón, y tanto más cuanto más justamente juzga. Porque no se aviene con un juicio justo mezclar las súplicas de arrepentimiento con los que rechazan la humildad y la satisfacción del arrepentimiento. Por eso le temerán los hombres, si es que se acuerdan de que son hombres cuando confiesan sus pecados. Y también le temerán los sabios de corazón, no sea que, atribuyéndose a sí mismos lo que recibieron y alardeando de sabios, terminen siendo necios. Porque a los orgullosos se les puede quitar lo que se da a los humildes. En consecuencia, los sabios, aunque lo sean por la iluminación del corazón y no por la jactancia de la lengua, que sean sabios y reyes que juzguen espiritualmente la tierra y que no haya nadie que los juzgue a ellos… Dios sabía cuánto le faltaba para la perfección y adónde llevaban los azotes paternales a hombres incluso recomendables según esta vida y ya agradables a Dios" 
(Anotaciones a Job, 37 y 38).

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