(Comentario a Juan 2, 7).
Ilumina a todo hombre
"Mas ¿dónde está la luz? Era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. Si, pues, alumbra a todo hombre que viene, también a Juan. El, pues, alumbra a aquel por quien quería darse a conocer. Entended, pues, hermanos míos: venía a espíritus apocados, a corazones débiles, a almas de ojos enfermizos. Para éstos venía. ¿Cómo es posible que un alma de éstas vea al Señor por excelencia? De manera parecida a como suele casi siempre darse uno cuenta de que ha salido el sol, que los ojos no ven, por los cuerpos que reflejan sus rayos… Así son aquellos hombres a quienes viene Cristo y que son ineptos para verlo. Irradia sobre Juan, quien confiesa no ser él el que irradia y alumbra sino quien recibe la irradiación y la luz, y por él se ve a Aquel que ilumina y esclarece y lo llena todo. Este es, dice, quien alumbra a todo hombre que viene a este mundo. Si no se hubiera alejado de Él, no tendría necesidad de ser iluminado, pero le es necesaria esa iluminación, porque se alejó del que podía envolverlo en su resplandor"
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