(Epístola 199, 1).
Desear la venida del Salvador
"Recibí la carta de tu veneración, en la que exhortas muy saludablemente a que se ame y se desee la venida de nuestro Salvador. Así lo haces como buen siervo del Padre de familia, ávido de las ganancias de tu Señor, ansioso de tener muchos compañeros en el amor en que tú de un modo notable y perseverante te abrasas. Considerando que, según el pasaje que citas, dice el Apóstol que el Señor dará la corona de justicia, no sólo a él, sino a todos los que aman su divina manifestación, vivimos rectamente y en este siglo nos comportamos como peregrinos cuando nuestro corazón progresa y aumenta en ese amor, ya venga más tarde o más pronto que se piensa aquel cuya manifestación se ama con fiel caridad y se desea con piadoso afecto. Porque aquel siervo que dice: 'Tarda miSeñor', y maltrata a sus consiervos, come y bebe con los borrachos, sin duda no ama la aparición de su Señor"
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