(Confesiones 7, 18, 24).
Se edificó una casa humilde
"Pero yo, que no era humilde, no tenía a Jesús humilde por mi Dios, no sabía de qué cosa podía ser muestra su flaqueza. Porque tu Verbo, verdad eterna, transcendiendo las partes superiores de tu creación, levanta hacia él a las que le están ya sometidas al mismo tiempo que en las partes inferiores, se edificó para sí una casa humilde de nuestro barro, por cuyo medio abatiera en sí mismo a los que había de someterse y los atrajese a sí, sanándoles el tumor y fomentándoles el amor, no sea que, fiados en sí, se fuesen más lejos, sino por el contrario, se hagan débiles viendo ante sus pies débil a la divinidad por haber participado de nuestra túnica pelícea, y, cansados, se arrojen en ella, para que, al levantarse, ésta los eleve"
Etiquetas:
Encarnación,
Humildad,
Navidad
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario