(Sermón 293, 6).
Juan y su escuela
“¡Cuántas cosas dijo de Cristo! ¡Qué excelentes, qué elevadas, qué dignas! Eso suponiendo que alguien pueda decir algo digno de Él. Y, sin embargo, no forma parte de los discípulos del Señor ni lo sigue como Pedro, Andrés, Juan y los demás. Al contrario, él mismo tuvo sus propios discípulos, y, aun establecido aquí el Señor con los suyos, seguía teniendo discípulos Juan. Preguntaron al mismo Señor: ¿Por qué ayunan los discípulos de Juan, mientras que los tuyos no? Esto era, sin duda alguna, una necesidad para el precursor fiel: que Cristo fuese anunciado por alguien que pudiera ser su émulo. Tenía discípulos Juan, los tenía también Cristo; parecía tener una escuela aparte, pero estaba unido a Él en calidad de testigo. Por eso, entre los nacidos de mujer no ha surgido nadie mayor que Juan Bautista”
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