(Comentario al salmo 104, 2).
Padre invocado por sus hijos
“Narrad todas sus maravillas, puede referirse a lo que se consignó: cantadle; y lo siguiente: Gloriaros en su santo nombre, a salmodiarle. Es decir, lo primero a la provechosa palabra, con la cual se cantan y se narran todas sus maravillas; y lo segundo, a la buena obra con la que se salmea, sin querer nadie ser alabado por la buena obra, como si lo ejecutara por sus propios méritos. Por esto, como dijo gloriaros, lo que ciertamente pueden con razón hacer los que obran bien, añadió en su santo nombre, para que quien se gloría, se gloríe en el Señor. Luego los que quieren salmear, no a sí sino a Él, eviten obrar la justicia delante de los hombres para que los vean; de otro modo, no tendrán recompensa delante del Padre, que está en los cielos. No obstante, hagan brillar sus obras ante los hombres; pero no con el fin de ser vistos por ellos, sino para que, viendo sus obras buenas, glorifiquen a su Padre, que está en los cielos. Esto es gloriarse en su santo nombre. De aquí que se lee en otro salmo: Mi alma se gloría en el Señor; lo oigan los mansos y se regocijen. Esto mismo se dice aquí al añadir: Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Así se regocijan los mansos, que no imitan con celo mordaz a los que obran bien”
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