(Comentario a Juan 75, 4-5).
¿Quién es el que ama a Dios?
“Pero en aquel día en que vivamos con la vida, que absorbe a la muerte, veremos que Él está en el Padre, nosotros en Él y Él en nosotros; porque entonces llegará a la perfección lo que ahora Él tiene ya comenzado, es decir, su morada en nosotros y la nuestra en Él. El que recibe mis mandamientos y los guarda, este es el que me ama. El que los conserva en su memoria y los guarda en su vida; el que los conserva en sus conversaciones y los refleja en sus costumbres; el que los conserva en sus oídos y los guarda en sus obras; el que los guarda en sus obras y los conserva con perseverancia, este es el que verdaderamente me ama. El amor debe manifestarse en las obras para que no sea una palabra infructuosa. Y añade que el que me ama, será amado por mi Padre, y yo también le amaré y me manifestaré a él. ¿Dice acaso que lo amará porque ahora no le ame? No. ¿Cómo nos ha de amar el Padre sin el Hijo o el Hijo sin el Padre? ¿Han de ser independientes en el amor siendo inseparables en sus operaciones? Pero dijo: Yo le amaré, para concluir: Y me manifestaré a él. Le amaré y manifestaré, es decir, le amaré para manifestarme. Ahora nos ama para que creamos y guardemos el precepto de la fe; entonces nos amará para que le veamos y recibamos esta visión como premio de la fe. También nosotros amamos ahora creyendo lo que entonces veremos, y entonces amaremos viendo lo que ahora creemos”
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